Un Salto de Poder

Santiago River by Seila Montes

"El Niágara Mexicano" del Río Santiago cubierto por espuma tóxica (Foto: Seila Montes)

 

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Por Seila Montes

Corrían los años 50 en El Salto, Jalisco, México. Como cada día a la salida de la escuela, Enrique y sus amigos se iban directos al río. Trepaban por la tubería que salía de la vieja hidroeléctrica de El Salto (una de las primeras de todo México, finalizada en 1893) y de ahí se zambullían en el río a pescar anguilas. A veces la red estaba tan llena que no tenían fuerzas para sacarla, recuerda. Si tenían suerte podían pescar alguna otra de las especies que habitaban el río, como carpas, cangrejos o mojarras.

De fondo, se oye el potente sonido de las cataratas, antiguamente conocidas como “El Niágara Mexicano”, adonde parejas de recién casados mexicanos, incluso estadounidenses, viajaban para retratarse. La antigua creencia era que las cataratas les darían buena suerte en su recién estrenado matrimonio. Como el residente Enrique Enciso recuerda 50 años después, “Eramos pobres pero estábamos muy bien alimentados”. A la orilla del río crecían mangos, aguacates, membrillos y guayabas.
 
En los años 60, sin embargo,  se empezaran a instalar en la zona varios corredores industriales que usan el río como su vertedero particular. Ahora solo sobreviven las tilapias, (la llaman la cucaracha del río), una especie muy invasiva y resistente. Enrique lo llama la “némesis”, la venganza justa; el hombre contamina el río y el mismo río se lo devuelve con comida envenenada.

Enrique Enciso ante las cataratas del contaminado Río Santiago (Foto: Seila Montes)

 

Los vertidos han llegado hasta tal punto que el Río Santiago que nace en lago de Chapala  y transcurre por unos 562 kilómetros abarcando seis estados hasta desembocar en el Océano Pacífico, es uno de los más contaminados de América Latina, y el más contaminado de México. Grandes corporaciones, como Hershey's, Huntman, IBM y Nestlé, están asentadas en la zona.

La Secretaría de Medio Ambiente proclama que el 70% de las empresas cumple auditorias voluntarias, pero como no tienen obligación a dejar pasar a sus instalaciones a inspectores del estado —aunque empresas como Hershey's sí cuentan con tratamiento de aguas propio— se hace  imposible calcular qué porcentaje de agua tratan y cuánto descargan al río sin tratar. Un estudio del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) de 2011, sin embargo, reveló que entre el 87% y el 94% de las empresas no cumple con las normas de vertidos.

Rio Santiago cubierto de espuma por Seila Montes

El Río Santiago fluye lleno de sustancias letales (Foto: Seila Montes)

 

Otra empresa que vierte sus lixiviados al río es el Basurero de los Laureles, operado por Caabsa Eagles, el cual recibe residuos de la ciudad de Guadalajara y de municipios de los alrededores. Desde que Caabsa Eagles está a cargo, ha sido el basurero más multado de México por la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente. Asentado en terreno municipal, el basurero recibe unas 6.000 toneladas por día. Como sus 82 hectáreas de extensión han sido cubiertas, ya llega a los 50 m de altura y está en peligro  de derrumbarse.

En 2008, los vecinos de El Salto se manifestaron cuando estaba a punto de caducar la concesión a la empresa Caabsa para la clausura del basurero por las pestilencias que desprendía y porque sus residuos van a parar al Río Santiago a través del Arroyo de los Laureles. La misma noche después de que los vecinos manifestantes regresasen a sus casas, un incendio arrasó el basurero, produciendo una nube negra tóxica que no permitió a los vecinos salir de sus casas en tres días, y las clases en las escuelas se tuvieron que suspender. Después de todo, el gobierno aprobó otros 25 años de concesión a la misma empresa.

Según un estudio de Greenpeace México, entre las sustancias tóxicas encontradas en el río hay compuestos como el arsénico, onifenol, octifenol, cloroformo, bencenos y cianuro, sustancias cuyas altas concentraciones tienen impactos en la fauna acuática y en el ser humano, ya sea porque son cancerígenas, porque pueden provocar disrupciones hormonales, o porque pueden generar daños y malformaciones en fetos y en los sistemas reproductivos femenino y masculino. Un estudio del IMTA encontró 1.090 sustancias químicas en el río.

En 2008, el niño Miguel Ángel López Rocha, de 8 años, falleció 19 días después de caer al río. Durante los  días que estuvo en coma, el nivel de arsénico encontrado en su cuerpo era de 51 microgramos cuando el nivel normal es de unos 12 microgramos. En respuesta al furor mediático tras la muerte de Miguel Ángel, el gobierno de Felipe Calderón decidió construir la Planta de Tratamiento de Aguas “El Ahogado”.

Aguas contaminadas de la Represa de El Ahogado por Seila Montes

Contaminación en la Represa de El Ahogado (Foto: Seila Montes) 

 

Al gobierno de Jalisco le urgía enviar a la sociedad un mensaje contundente de que la contaminación del río tenía remedio. Y lanzaron el proyecto de la planta de tratamiento de aguas de El Ahogado. Con un costo de casi 1.000 millones de pesos (US$53 millones), la planta se diseñó para procesar hasta 2.250 litros de agua por segundo, es decir, menos del 25% de los escurrimientos de aguas negras y residuales de la zona metropolitana.

Se construyó sin realizar un pleno estudio de todos los metales pesados que son arrojados al río por la industria, así que solo trata aguas negras. Cuando la planta detecta un metal pesado, se activa una alarma que para el proceso, y esa misma agua se arroja al río por otro conducto tal y como llegó. Los realmente beneficiarios de esa planta son los constructores y políticos por todo el dinero que pudieron desviar a sus propios bolsillos.

El agua que descarga al río la planta de tratamiento contiene 101 agentes químicos orgánicos aislados, algunos considerados de alto riesgo para la salud de las personas y del ecosistema, y de los cuales 22 ni siquiera están regulados en México, ya que la planta solo trata residuos orgánicos, de acuerdo con el reporte de Greenpeace sobre el río.

Aguas contaminadas El Ahorcado por Seila Montes

Contaminación en la Represa de El Ahogado (Foto: Seila Montes)

 

Mientras tanto, Guadalajara está a la cabeza en la lista de enfermos de riñón. Está comprobado que la exposición a metales como el  arsénico produce daños renales. Además, el número de jóvenes residentes en El Salto que sufre de cánceres, y problemas dérmicos y respiratorios es muy alto. No hay un estudio concreto que analice qué porcentaje de enfermos está relacionado con el río, pero sí el nivel de metales pesados que se encuentran en el agua con el que los vecinos se asean. Muchos adolescentes y adultos de la zona comentan que de niños jugaban con la espuma que el viento acercaba al patio del colegio ajenos a todos los químicos que contenía.

Existen casos como el de José Daniel de 26 años. A los 21, comenzó a sentir fuertes dolores de cabeza que durante una semana no le permitieron dormir. Cuando llegó al hospital le diagnosticaron una insuficiencia renal que necesitaba hemodiálisis y un trasplante urgentemente. Al no tener recursos ni seguro, buscó una asociación para que le apoyaran y le ayudasen a pagar parte del trasplante. Lleva tres años desde la operación y tendrá que estar bajo medicación toda su vida. Tiene una prima de su edad que también recibió un trasplante, y varios compañeros del colegio han fallecido.

O el caso de Chuyito, de 8 años, trasplantado hace dos, que ya había perdido la esperanza de vivir después de pasar su infancia de hospital en hospital. Pero afortunadamente le encontraron un donante hace dos años. Los costos de la medicación que tiene que tomar de por vida suman unos 200 dólares al mes. Su madre no puede costeárselos, así que reciben ayuda de una asociación.

Chuyito por Seila Montes

Chuyito (Foto: Seila Montes)

No todos los casos están relacionados directamente con el agua. Hace ocho años, Pedro fue a pedir trabajo a Urrea, una empresa cercana a su casa que se dedica a producir herramientas. A la salida de la entrevista, en los alrededores de la fábrica, ya fuera de la propiedad, se encontró con un polvo blanco, con la mala suerte de tropezar y caerse en él. La sustancia en cuestión era el producto que se utiliza para tratar metales. Al entrar en contacto la sustancia con la piel, empezó a “derretirse”. Desde entonces Juan no puede trabajar, las cicatrices de sus manos le impiden tener la movilidad con la que contaba. Lo único que consiguió en el juicio fueron 50.000 pesos (US$2.500), que se gastó en pagar abogados.

Manos abrasadas por Seila Montes

Las manos abrasadas por sustancias tóxicas de Pedro (Foto: Seila Montes)

Aunque no haya un estudio concreto que relacione la cantidad de enfermos con la contaminación del río y aunque las administraciones rehúyan hacer un estudio, en El Salto se llevan construidos dos nuevos cementerios en 10 años. Paseando por uno de ellos se puede apreciar que desde los años 70 hasta ahora, las edades de fallecimiento son mucho más tempranas.

Cementerio de El Salto por Seila  Montes

Cementerio de El Salto (Foto: Seila Montes)

 

En respuesta a los graves problemas que sufren los habitantes de El Salto y sus alrededores, Enrique Enciso y Graciela González, junto con otros familiares, vecinos e hijos, crearon la asociación Un Salto de Vida. Esta familia de activistas dedica gran parte de su vida a luchar por lo que es justo para ellos y sus vecinos, por lo más básico y un derecho fundamental de los humanos —que el capitalismo no los mate a ellos ni a sus hijos, el derecho a que no se destruya un río ni su entorno, que lleva en el mismo lugar por millones de años. La frase que jalona su dedicación es la siguiente: “Primero se murieron los peces, después los árboles y ahora se muere la gente”.

Para que los países puedan competir de una manera equilibrada, deberían existir leyes comunes para todos. No podemos tener una industria limpia y no contaminante para después comprar nuestros productos a un precio inferior de países que no cumplen con ninguna norma, países menos desarrollados, con frecuencia países con regímenes dictatoriales, con sobrexplotación laboral y que subsisten al amparo de nuestra opulencia.

El ejemplo de la Unión Europea no es el mejor, pero es la línea a seguir —un gobierno global para leyes globales y soluciones globales. En los últimos 50 años el deterioro de nuestro planeta ha sido tan desorbitado que no se puede equiparar con ninguna época anterior. Si nuestro destino es seguir con estas posturas, nuestro final como especie se acerca exponencialmente.

Seila Montes es fotoperiodista que ha trabajado en varios proyectos de justicia ambiental internacional.