Esfuerzo global de años para salvar a este pequeño pez mexicano / Global Effort to Save This Tiny Mexican Fish

Adaptado al español por Gretchen Fournier de Sarah Durn publicado en motherjones.com

“Rescatar al pez tequila es como una pequeña luz en el universo”.

A primera vista, no hay nada extraordinario en el pez de tequila mexicano. Con solo dos pulgadas y media de largo, no es colorido ni venenoso, tampoco es particularmente rápido ni exhibe otros comportamientos extraños. En muchos sentidos no tiene nada especial. Por eso, cuando este pez, endémico de un solo río alimentado por un manantial cerca del volcán Tequila en el estado mexicano de Jalisco, se extinguió en 2003, no hubo protestas internacionales ni siquiera un artículo en un periódico local para decirle adiós.

Pero los científicos de la Unidad de Biología Acuática de la Universidad de Michoacán sabían que el pez tequila, como se le llama comúnmente, desempeñaba un papel importante en el delicado ecosistema del río: se alimentaba de los mosquitos que propagan el dengue y servía como fuente de alimento para peces y aves más grandes. Cuando en la década de 1990 quedó claro que los peces se estaban muriendo, un equipo internacional de científicos unió fuerzas para salvarlos. Después de que el pez se declara extinto en 2003, el equipo intentaría algo que nunca antes se había hecho en México: reintroducir una especie extinta en su hábitat natural. Hoy, casi dos décadas después, una próspera población de peces tequila, alrededor de 2000, vuelven a llamar hogar al río Teuchitlán.

Este ambicioso proyecto de conservación comenzó en 1998 cuando el acuarista inglés Ivan Dibble llegó a la Universidad de Michoacán con un cargamento muy preciado: cinco pares de peces tequila del Zoológico de Chester en Inglaterra. Nadie sabe exactamente por qué el pez tequila se extinguió en la naturaleza, pero probablemente fue una combinación de contaminación y especies invasoras. 

Durante 15 años, biólogos de la Universidad de Michoacán cuidaron del pez tequila. “Al principio toda esta gente decía que estábamos locos”, dice el biólogo Omar Domínguez, quien trabajó en el proyecto. Si bien los programas de reintroducción se han realizado con éxito en otros lugares, esta fue la primera vez que los científicos intentaron un proyecto de este tipo en México. 

La colonia de 10 peces de Dibble creció. En 2012, el equipo transfirió 40 pares de peces tequila a un estanque artificial en la universidad. En el estanque, los peces tenían que competir por la comida, enfrentarse a los parásitos y evitar a los depredadores, como tortugas, pájaros y serpientes, tal como lo harían en la naturaleza. Después de cuatro años, el cardumen de 80 peces creció a un estimado de 10.000. Ese éxito permitió a los investigadores recaudar el dinero necesario para dar el paso final: devolver el pez tequila a su hábitat natural.

Domínguez sabía que la única forma de hacerlo con éxito era involucrar a la comunidad local del pueblo de Teuchitlán. Si los residentes no trabajan para limpiar y proteger el río, los peces no lograrían sobrevivir. Mientras los voluntarios locales pintaban murales de los peces por la ciudad, los niños locales eligieron un apodo para el pez tequila, finalmente eligieron "Zoogy", derivado del nombre científico del pez, zoogoneticus tequila. En el siglo XX, muchos lugareños llamaban al pez gallito o "pequeño gallo", debido a la franja de color naranja brillante que decora la cola de los machos. Algunos otros se referían al pez como burrito o "pequeño burro". Domínguez y otros voluntarios también dieron talleres sobre el ecosistema local y el rol de Zoogy en el mismo. 

Finalmente, en 2017 se reintrodujeron al río 1500 peces tequila en jaulas flotantes y después de varios meses, los biólogos marcaron y liberaron a los peces de sus jaulas protectoras. Hoy en día una población estable de alrededor de 2000 peces vuelve a nadar felizmente en el río Teuchitlán, a unas 40 millas al oeste de Guadalajara. El mes pasado, los peces incluso migraron a otra parte de ese cuerpo de agua.

Salvar el pez tequila “es como una pequeña luz en el universo”, dice Domínguez. Él espera que el éxito pueda utilizarse como modelo para futuras reintroducciones de especies de peces extintas.

En el Sierra Club aplaudimos los proyectos comprometidos a restablecer la biodiversidad y así mantener el delicado equilibrio de nuestro planeta.


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