Foto por: Wikimedia Commons
Adaptado al español por Fabián Capecchi del artículo original de Reuters publicado en NBC News
Las remotas selvas del sur de México apenas han cambiado desde la época de los antiguos Mayas. Para el gobierno de México, el ferrocarril que está construyendo, conocido como el Tren Maya, traerá conectividad moderna y beneficios económicos a áreas que han sido aisladas durante generaciones.
Pero el ferrocarril y su construcción apresurada también ponen en grave peligro la naturaleza virgen y los delicados sistemas de cuevas debajo del suelo de la jungla, dicen científicos y activistas ambientales.
El ferrocarril “está partiendo la selva por la mitad”, dijo Ismael Lara, un guía que lleva a los turistas a una cueva que alberga a millones de murciélagos cerca de la Reserva de la Biosfera de Calakmul. Lara teme que el tren, que pasará cerca, interrumpa las rutas de vida silvestre e impacte el desarrollo de los frágiles ecosistemas.
Los 1500 kilómetros (910 millas) de vías ferroviarias transportarán trenes diésel y eléctricos a través de la península de Yucatán, y conectarán el principal destino turístico de México, Cancún, con los antiguos templos Mayas de Chichén Itzá y Palenque.
El ferrocarril ha dividido profundamente a los mexicanos, y las controversias en torno a la construcción ejemplifican las luchas que enfrentan los países en desarrollo para equilibrar el progreso económico con la responsabilidad ambiental.
FONATUR, la agencia de turismo de México a cargo del proyecto, ha dicho que el ferrocarril sacará a más de un millón de personas de la pobreza y podría crear hasta 715 000 nuevos empleos para 2030.
El proyecto está miles de millones de dólares por encima del presupuesto y retrasado. Los científicos y activistas dicen que el gobierno tomó atajos en sus evaluaciones de riesgo ambiental, en un intento por completarlo mientras López Obrador todavía está en el cargo presidencial.
En diciembre, los expertos de las Naciones Unidas advirtieron que el estado del ferrocarril como un proyecto de seguridad nacional permitía al gobierno eludir las salvaguardias ambientales habituales y le pidieron que protegiera el medio ambiente de acuerdo con los estándares globales.
FONATUR defendió la rapidez con la que se produjeron los estudios. “No se requieren años, se requiere experiencia, conocimiento y capacidad de integración”, dijo en respuesta a preguntas de Reuters. Se negaron a comentar sobre la declaración de la ONU.
La ruta del Tren Maya corta una franja de hasta 46 pies de ancho a través de algunos de los ecosistemas más distintivos del mundo, acercando el mundo moderno a especies vulnerables como los jaguares y los murciélagos.
La ruta pasará por encima de un sistema de miles de cuevas subterráneas excavadas en el lecho de roca caliza blanda de la región, la cual ha sido permeada por el agua durante millones de años.
Piscinas cristalinas conocidas como cenotes marcan la península de Yucatán, donde la superficie de piedra caliza se ha hundido para exponer el agua subterránea. De hecho, el río subterráneo más largo del mundo fluye a través de las cuevas, en donde también han sido descubiertos fósiles humanos antiguos y artefactos Maya, como una canoa que se estima que tiene más de 1000 años.
El ferrocarril corre el riesgo de fracturar el frágil suelo, incluso en cuevas aún por explorar, dice Emiliano Monroy-Ríos, un geoquímico mexicano de la Universidad de Northwestern que ha estudiado extensamente las cuevas y cenotes de la zona.
El diésel, añade, también podría filtrarse a la red de pozas y ríos subterráneos, principal fuente de agua dulce de la península.
Se cree que menos del 20% del sistema subterráneo ha sido cartografiado, según varios científicos entrevistados por Reuters, tal daño podría limitar importantes descubrimientos geológicos.
El estudio de impacto ambiental del gobierno para la Sección 5, el tramo más controvertido, dice que los impactos ambientales son "insignificantes" y se han mitigado adecuadamente. El estudio dice que el riesgo de colapso se tomó en cuenta en la ingeniería de las vías y que el área será observada a través de un programa de prevención.
Docenas de científicos no están de acuerdo y han escrito en cartas abiertas que las evaluaciones están plagadas de problemas, incluidos datos desactualizados, la omisión de cuevas descubiertas recientemente y la falta de aportes de expertos locales en hidrología.
“No quieren reconocer la fragilidad de la tierra”, dijo Fernanda Lases, científica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) radicada en Mérida, quien calificó los problemas identificados como “altamente preocupantes”. Los nombres de los 70 expertos que participaron en el estudio del gobierno fueron eliminados de la publicación.
Una parte de la investigación utilizada por el gobierno para respaldar sus conclusiones fue tomada de un blog de Monroy-Ríos, quien dice que los autores del informe nunca lo contactaron. Su investigación destaca la necesidad de una amplia vigilancia y monitoreo para cualquier proyecto de infraestructura en la región. Dice que esto no ha sucedido.
La Comisión trilateral establecida por los gobiernos de México, Canadá y los Estados Unidos (USMCA, por sus siglas en inglés), en 1994 y que se rige bajo el Tratado de Libre Comercio entre estos tres países, investigará los procedimientos de evaluación ambiental y la fragmentación de los estudios bajo los cuales se evaluó el impacto que tendrá este proyecto en los delicados ecosistemas por donde pasará el tren, incluyendo la autorización de cambios de uso del suelo.
Este pacto comercial incluye una cláusula en la que los países miembros deben hacer cumplir las leyes ambientales, y podrían enfrentar el aumento de tarifas o sanciones económicas de no cumplir con estas leyes.
El Sierra Club entiende que los ecosistemas son sumamente delicados y deben hacerse estudios muy serios para evitar impactos que puedan degradarlo o destruirlo.