La Codicia Tiene los Días Contados/Greed's Days Are Numbered

(English follows)

La Madre Naturaleza nos suplica actuar, en medio de alarmantes muestras de lo que los científicos llaman el caos climático.

La más clara de todas son los dantescos incendios que llevan meses asolando el Continente de Australia. Las llamas han devorado una extensión equivalente a la de Guatemala, más de 3.000 edificios, las vidas de al menos 30 personas y las de mil millones de animales.

La peor catástrofe de la historia australiana estalló tras el año más seco y la peor sequía que se recuerdan en ese continente. Si a esto agregamos que desde noviembre se han registrado temperaturas superiores a los 50 grados centígrados (122 F), la vegetación se convirtió en yesca que arde con suma facilidad.

La ciencia nos confirma una vez más que la crisis climática empeoró las condiciones que detonaron este horror. El climatólogo Michael Mann, catedrático distinguido de Penn State University, advirtió que la voracidad de los incendios ha llegado hasta tal punto que Australia se arriesga a tener sus primeros refugiados climáticos.

“Estamos viendo las primeras fases de cambios climáticos monumentales y catastróficos que en última instancia expulsarán a la población de grandes áreas de este continente,” dijo Mann, de visita en Australia, a Bloomberg News.

Australia —el mayor exportador de carbón del mundo— lleva décadas desoyendo las advertencias de la ciencia climática. Y de remate, el gobierno australiano ha aprobado la construcción de una de las mayores minas de carbón del planeta.

¿Qué hacer para detener esta locura? Mucho. Estos son solo algunos ejemplos de la fenomenal fuerza de cambio en la que se ha convertido el activismo climático.

Tras una década de campañas para desinvertir en combustibles fósiles, esta estrategia se ha apuntado espectaculares victorias. Hasta el momento, la más brillante se llama Black Rock, la mayor firma inversora del planeta, con activos de $7 billones (trillions). Su presidente, Larry Fink, anunció que “pondrá el cambio climático en el centro de su estrategia inversora”, la cual incluye el mayor portafolio de combustibles fósiles del mundo financiero.

Además, las compañías de seguros han dejado de cubrir unos $8,9 billones de inversiones carboneras, cerca del 40% de esta industria, la que más ha contribuido a la crisis climática.

Hay más. Tras años de resistencia al activismo climático, el enormemente influyente Banco Europeo de Inversiones por fin anunció que a partir de 2021 dejará de financiar proyectos de combustible fósiles.

Pese a ser el más notorio negacionista climático y apoyar arbitrariamente a la industria carbonera, durante sus tres años de mandato, Donald Trump ha presenciado el cierre de 71 plantas de combustión de carbón y otras 65 han anunciado su próximo retiro.

En el Reino Unido, Tim Eggar, presidente de la Autoridad de Petróleo y Gas de ese país, admitió que su sector “está perdiendo su licencia social para operar”. “Claramente, el cambio climático está ocurriendo. El debate se terminó”, agregó. “Tenemos que actuar mucho más prontamente para reducir nuestra huella de carbono”.

La catástrofe australiana es una nueva prueba de que estamos en una emergencia climática. La Unión Europea así lo declaró hace unos meses y España se convirtió este mes en el país más reciente en hacerlo. Hasta el momento, 1.330 jurisdicciones y gobiernos locales de todo el mundo han declarado una emergencia climática, lo cual cubre a unos 810 millones de personas.

Que quede claro, sin embargo, que muchas de estas victorias son incompletas e insuficientes. La codicia sigue siendo el principal combustible de la crisis climática. Depende del resto de la humanidad convencer a la codicia que tiene los días contados.

(English)

Greed's Days Are Numbered

Mother Nature is begging us to act amid alarming evidence of what scientists call climate chaos.

The clearest of them all is the Dantesque bushfires that have been devastating the Australian Continent for months. The flames have devoured an area equivalent to the country of Guatemala, more than 3,000 buildings, the lives of at least 30 people and those of one billion animals.

The worst catastrophe in Australian history exploded after the country’s driest year and its worst drought on record. Since November it has registered temperatures up to 122 degrees.

Scientists confirm, once again, that the climate crisis heightened the conditions that detonated this horror. Climatologist Michael Mann, distinguished professor at Penn State University, warned that the voracity of these fires has reached such a point, Australia risks having its first climate refugees.

“We’re seeing the beginning stages of monumental, catastrophic climate changes that will ultimately drive people away from large regions of this continent,” Mann, who’s visiting Australia, told Bloomberg News.

Australia — the world’s largest coal exporter — has been ignoring climate science for decades. Furthermore, the Australian government has approved the construction of one of the world’s largest coal mines.

What to do about this madness? A lot. The following are just a few examples of how climate activism has become a phenomenal force for change around the world.

After a decade of campaigns to divest from fossil fuels, this strategy has scored spectacular victories. So far, the most brilliant of them is called Black Rock, the world’s richest investment firm with $7 trillion in assets. Its chairman and CEO, Larry Fink, announced that it will “put climate change at the center of its investment strategy,” which includes the largest fossil fuel portfolio in the financial world.

Furthermore, insurance companies have stopped covering some $8.9 trillion in coal investments, close to 40% of the total for this industry, which historically is the largest contributor to climate change pollution.

There’s more. After years of resisting climate activism, the hugely influential European Investment Bank has finally announced that starting in 2021, it will cease to invest in fossil fuel projects.

Donald Trump, the world’s most notorious climate denier, arbitrarily favors the coal industry. Yet, during his three years in office, he has witnessed the closing of 71 coal plants and the retirement announcements of 65 others.

In the United Kingdom, Tim Eggar, chairman of the Oil and Gas Authority, recently admitted that his sector “is losing its social license to operate.” “Clearly, climate change is happening right now. That debate is over,” he added. “We have to act much, much faster and go farther in reducing the carbon footprint.”

The Australian catastrophe is yet another devastating piece of evidence that we are in a climate emergency. The European Union agreed a few months ago, and Spain became the most recent country to follow suit this year. To date, 1,330 jurisdictions and local governments around the world have declared a climate emergency, which covers some 810 million people.

To be sure, however, many of these victories are both incomplete and insufficient. Greed continues to fuel the climate crisis. It’s up to the rest of humanity to convince greed that its days are numbered.