El Calor Mata Silenciosamente/Heat: The Silent Killer

Las olas de calor empiezan a parecerse a las del mar. Cuando una amaina, otra parece seguirla de cerca para romper otro récord de tórridas temperaturas.

Este fenómeno ocurre en todo el planeta y la crisis climática lo agrava más y más. Según un estudio publicado en The Lancet, en 2019 más de 356.000 personas murieron de calor en todo el mundo —un aumento del 74% desde 1980 que seguirá empeorando en años venideros.

Según la Agencia de Protección Ambiental, en Estados Unidos se registran al menos 1.300 muertes por calor cada año, más que por cualquier otro desastre climático. Pero expertos de la Universidad de Oklahoma indican que la gran mayoría de estas defunciones no se detectan y que el saldo podría alcanzar varios miles de muertes anuales.  

En esta tragedia prevenible, los latinos llevamos la peor parte. Según los Centros de Control de Enfermedades, los trabajadores agrícolas —en su inmensa mayoría latinos— tienen 20 veces más probabilidades de morir de causas relacionadas con el calor que el resto del mundo laboral. Trabajan casi de sol a sol bajo una enorme presión para recolectar las cosechas en el menor tiempo posible.

Los riesgos son inmensos. La exposición continua a altas temperaturas mientras se desloman en los campos causa un gran estrés en los órganos del cuerpo, como los riñones, los pulmones y el sistema coronario, agravando enfermedades como el asma y males cardiacos. Un estudio de la Universidad de Washington reveló que estos trabajadores cada año laboran durante 21 días en temperaturas peligrosas, y que para finales de siglo serán 62 días. Aun así, el ganado tiene más protecciones debido al calor que los trabajadores del campo en Estados Unidos.

Pero no solo en el campo el calor excesivo castiga a nuestra comunidad. Nuestros barrios a menudo se convierten en islas urbanas de calor donde la temperatura del aire aumenta varios grados debido, entre otras causas, a la falta de vegetación. Según el Servicio Forestal, las zonas urbanas del país han perdido 36 millones de árboles desde 2009.

“Los árboles ayudan a filtrar los contaminantes del aire”, dice Aaron Thomas, director de Bosques Urbanos de North East Trees, un grupo que fomenta la reforestación en barrios latinos y negros. “Los árboles pueden revertir las sequías capturando agua, bajando las temperaturas y devolviendo el agua al medio ambiente por medio de la transpiración”.

Thomas, quien además organiza viajes a parques nacionales para jóvenes latinos y negros, defiende que los árboles también son un bálsamo para la mente.

“La falta de árboles puede empeorar los problemas mentales y sociales de los residentes. En cambio, estudios revelan que solo la percepción de vivir cerca de zonas verdes mejora la salud mental de la comunidad”, indica.

Los árboles son una bendición para el bienestar de todos. Pero la medida más efectiva en el combate contra la crisis climática mundial depende del Senado Federal; es decir, de que apruebe la reconciliación de presupuesto para invertir en la energía limpia y la creación de millones de buenos empleos. Según un estudio del Laboratorio del Impacto Climático, si Estados Unidos alcanza las cero emisiones para 2050, salvaría 7,4 millones de vidas en todo el mundo. Una robusta reconciliación parlamentaria podría jugar un papel crucial en alcanzar esta meta. Concretamente, el reporte indica que, debido a su gran consumo de combustibles fósiles, si solo Texas alcanzara cero emisiones, salvaría 1,1 millones de vidas. Además, un Estados Unidos de cero emisiones ahorraría a la humanidad $3,7 billones (trillions) en los costos de adaptación al calentamiento global.  

Recordemos que la inacción climática también mata.

(English)

Heat, the Silent Killer

Heat waves start to resemble ocean waves. Once one ebbs, another seems to follow closely, breaking another record of torrid temperatures.

This phenomenon takes place all over the planet and the climate crisis makes it even worse. According to a study published by The Lancet, in 2019, more than 356,000 people died of heat-related complications around the world—a 74 percent increase since 1980 that will continue worsening in the future.

According to the Environmental Protection Agency, in the US heat kills at least 1,300 people every year, more than any other climatic disaster. Oklahoma University experts, however, revealed that the vast majority of these deaths go unreported and that the actual total could be in the thousands.

In this preventable tragedy, we Latinos are the most impacted. According to the Centers for Disease Control, farm workers—who are overwhelmingly Latinos—are 20 times more likely to die of heat-related causes than the rest of workers. They toil under intense heat and enormous pressure to collect the harvest as soon as possible to keep the produce from rotting in the fields.

The risks are immense. Continuous exposure to high temperatures while performing back-breaking work causes extreme stress on the body’s organs, such as kidneys, lungs and heart, worsening pre-existing conditions like asthma and coronary disease. A University of Washington study found that these workers toil in unsafe temperatures 21 days per season and that by the end of the century it will be 62 days per season. Even so, cattle enjoy more heat-related protections than farm workers in the United States.

Heat punishes my community not only in the fields. Our barrios often become urban heat islands, where the air temperature increases by several degrees due to, among several causes, the lack of greenery. According to the US Forest Service, urban areas have lost 36 million trees since 2009.

“Trees help filter pollutants out of the air,” says Aaron Thomas, Urban Forestry director at North East Trees, Inc, a group that promotes reforestation in Latino and Black neighborhoods. “Trees can reverse drought by capturing water, lowering temperatures and releasing water into the air by transpiration.”

Thomas, who also organizes and leads outings to national parks for Black and Latino youth, insists trees can also serve as a balsam for the mind.

“The lack of trees can worsen mental and social issues among the community. On the other hand, studies reveal that even the sole perception of living close to green areas improves the mental health of residents,” he says.

Trees are indeed a blessing for humanity. But the most effective measure in the global climate fight lingers in the US Senate. It is in its hands to finally pass a budget reconciliation to invest in clean energy and the creation of millions of family-sustaining jobs. According to a study by the Climate Impact Lab, if the US can reach zero emissions by 2050, 7.4 million lives could be saved worldwide over this century. A robust budget reconciliation bill could play a crucial role in achieving that goal.

Specifically, because of its huge consumption of fossil fuels, if only Texas would reach that goal, it would save 1.1 million lives. Moreover, a zero-emissions US would save the planet $3.7 trillion in the costs to adapt to global heating.

Let’s keep in mind climate inaction also kills.