Cultivadores Indígenas descolonizan la agricultura regenerativa / Native Growers Decolonize Regenerative Agriculture

Jessika Greendeer dice que la clave para la agricultura es llevarse bien con sus compañeros de trabajo. Ella no está hablando de personas. Ella se refiere a los animales, los suelos vivos y las plantas que coexisten en la tierra que trabaja. Como agricultora, no se ve a sí misma a cargo de la tierra, sino como administradora de ella. La forma en que administra su granja —la agricultura regenerativa— está ganando popularidad, pero para Greendeer y otros Nativos Americanos, sus prácticas son tradicionales.

Greendeer, es miembro de la tribu Ho-Chunk de Baraboo, en Wisconsin, y actualmente trabaja como gerente de una granja y cuidadora de semillas en la misma Dream of Wild Health Farm (solo en inglés) dirigida por Indígenas en Minneapolis, Minnesota.

Siembra  en su micro finca en Hudson, Wisconsin, llamada "Little Sky's Farm". Aunque Greendeer usa la palabra "regenerativa" cuando describe sus prácticas agrícolas, ella y otros productores nativos la están utilizando como una palabra de moda mientras practican la agricultura desde una perspectiva Indígena. Esa perspectiva proviene de una historia de no usar equipo pesado y los humanos en el sistema reconocen que son administradores de la tierra, no controladores.

El movimiento de la agricultura regenerativa ha estado creciendo rápidamente durante aproximadamente una década, ya que los científicos se dieron cuenta de que la salud del suelo es fundamental para la mitigación del cambio climático. 

Descolonizar significa incluir a todos los seres vivientes

De la misma manera que los blancos llegaron a América del Norte y tomaron el control de la tierra, lo que obligó a los Indígenas a asimilarse o morir, la colonización también afectó las prácticas agrícolas.

Lo opuesto a la agricultura regenerativa es la agricultura convencional, que involucra campos de un solo cultivo, utilizar pesticidas y separar a los animales en lugares abarrotados de alimento. Estas condiciones se convirtieron en la norma con la industrialización de la agricultura, que ocurrió en oleadas, la primera cuando la humanidad pasó de la sociedad cazadora-recolectora a la sociedad agrícola, la segunda durante la mecanización de la agricultura y la tercera durante la "revolución verde" de los años cincuenta y sesenta cuando se introdujeron los pesticidas químicos y fertilizantes.

Cada revolución, incluida la cuarta y actual ola de agricultura regenerativa, ha dejado fuera a las comunidades Indígenas, según A-dae Romero-Briones (Cochiti / Kiowa), director de programas de agricultura nativa y sistemas alimentarios del First Nations Development Institute.

Descolonizar la agricultura regenerativa significa reconocer y restaurar las prácticas alimentarias Indígenas, que se centran en la salud de todo el ecosistema, en lugar de utilizar prácticas regenerativas para mitigar los resultados negativos de la agricultura convencional.

Romero-Briones explica que la agricultura se utilizó para reprimir y “civilizar” a los Indígenas, porque los Indígenas tenían su propia forma de administrar sus tierras. Estas prácticas incluían administrar bisontes para las naciones nativas en las grandes llanuras y plantar semillas a lo largo de rutas comúnmente transitadas por otras tribus nómadas, para poder cosecharlas al regresar meses o años después. También existe una gran dependencia y reverencia por especies versátiles y resistentes de maíz, frijoles y calabazas.  

“Hay tantos pueblos Indígenas que practican la identidad y la agricultura Indígena, pero crean estas formas completamente nuevas de existir, cultivar y producir alimentos. Eso es realmente bastante dinámico”, dice Romero-Briones. "Y esa es la idea detrás de lo que espero que se convierta en la 'agricultura regenerativa".

La soberanía alimentaria y la pandemia

La soberanía significa tener poder de decisión para gobernar: los Nativos Americanos han estado abogando por la soberanía de su propio pueblo desde que los colonos y el gobierno de los Estados Unidos se la arrebataron.

Mientras que los Indígenas se alimentaron por sí mismos durante miles de años antes de que los EE.UU. fueran colonizados, debido al genocidio, el desplazamiento y la continua falta de apoyo financiero, los alimentos nativos han sido suprimidos. Esto significa que los Indígenas que viven en reservas o en comunidades urbanas experimentan con demasiada frecuencia inseguridad alimentaria o apartheid alimentario.

La verdadera agricultura regenerativa mejora la soberanía alimentaria porque devuelve a las mismas comunidades los recursos que ellas utilizan, según Ducheneaux-Scott, propietario de DX Beef, ubicado en la reserva Sioux del río Cheyenne en Dakota del Sur.

Al comienzo del brote de covid-19 en EE.UU., incluso cuando no se habían reportado casos de covid-19 en Dakota del Sur, los estantes de las tiendas de comestibles en la reserva ya estaban vacíos debido a la dependencia de los productos de esas tiendas que se enviaban en gran parte desde las costas. Otros tenderos, fuera de la reserva, todavía tenían comida en los estantes en ese momento, dice Ducheneaux-Scott.

Para que exista soberanía alimentaria en la reserva en Dakota del Sur, dice Ducheneaux-Scott, se necesitarán agricultores que quieran educar, así como clientes que quieran aprender, o que ya conozcan, los beneficios de comprar alimentos regenerativos locales.

Construyendo recursos desde el suelo hacia arriba

En Portland, Oregon, Roberta Eaglehorse-Ortiz (Oglala Lakota / Yomba Shoshone) vio una oferta para usar un pequeño espacio al aire libre propiedad del Portland Food Bank y desarrolló la idea de un jardín repleto de plantas tradicionales y medicinales. Aunque no tenía experiencia en jardinería, como doula y especialista en lactancia que había dirigido la Coalición Intertribal de Lactancia Materna de Oregón (solo en inglés), estaba ansiosa por generar recursos para las familias Indígenas de la zona. Portland es el hogar de más de 50.000 Nativos Americanos debido a que las tierras de las reservas de Oregón fueron "canceladas" por el Congreso en la década de 1950.

Desde su inicio en 2015, Wombyn’s Wellness Garden está prosperando con una amplia variedad de plantas diferentes y con la ayuda de voluntarios de la comunidad y estudiantes de Oregon State University. El apoyo a la lactancia materna para las comunidades nativas también está relacionado con el movimiento por la soberanía alimentaria.

“Nuestro primer alimento es la leche materna para todos los bebés humanos. Eso es lo que necesitamos”, dice Eaglehorse-Ortiz. “También tenemos que nutrir a las familias para que tengan bebés sanos y tengan una recuperación saludable”.  

Transmitir semillas y prácticas

Las semillas son particularmente importantes para los pueblos Indígenas como símbolo de la vida. A-dae Romero-Briones explica que las semillas son veneradas, porque civilizaciones enteras dependían de un solo cultivo, como el maíz, para muchas naciones nativas en los continentes de América del Norte y del Sur.

En la agricultura comercial, las semillas son un producto que se puede manipular y tienen mayor valor cuando se vuelven infértiles, explica.

Eaglehorse-Ortiz y Greendeer también han heredado o les han regalado semillas, y esas semillas sirven como una conexión con las generaciones pasadas.

“[La semilla comercial] tiene más valor cuando es infértil y puede ser completamente controlada por el hombre”, dice Romero-Briones.“Ese debería ser el mejor ejemplo de las dos perspectivas diferentes sobre la alimentación. No puedes mercadear esta [semilla], la dadora de vida. Pero en la agricultura [industrial], todo se mercantiliza, lo que le quita la vida a todo el sistema".

“Lo que me motiva no es solo reconectarme con mis semillas ancestrales, sino también ayudar a otras personas a hacer lo mismo. Todo lo que cultivo, me ha sido regaladoo tengo una relación con eso ”, dice Greendeer.  

El Sierra Club considera que es sumamente importante prestarle mayor atención y respeto a los pueblos Indígenas, y qué mejor forma de hacerlo que administrando sus tierras y aportando sus conocimientos ancestrales a la agricultura para preservar mejor el medio ambiente.  

ENGLISH TRANSLATION

Jessika Greendeer says the key to farming is getting along with her coworkers. She’s not talking about people. She means the animals, the living soils, and the plants that coexist on the land she works. As a farmer, she doesn’t see herself as in charge of the land, just as a steward of it. The way she manages her farm—regenerative agriculture—is gaining popularity but for Greendeer and other Native Americans, its practices are traditional.

Greendeer, who is a Ho-Chunk Nation tribal member from Baraboo, Wisconsin, currently works as a farm manager and seed-keeper on the Native-led Dream of Wild Health Farm in Minneapolis, Minnesota, and grows in her micro-farm in Hudson, Wisconsin, named “Little Sky’s Farm.” Though Greendeer uses the word “regenerative” when describing her farming practices, she and other Native growers are using it as a buzzword while practicing farming from an Indigenous perspective. That perspective comes from a history of not using heavy equipment and the humans in the system recognize they are stewards, not controllers, of the land. 

The regenerative agriculture movement has been growing quickly for about a decade as scientists realized soil health is critical to climate change mitigation. But climate change has been largely perpetuated by the wasteful emissions of white Westerners, with the US historically creating the most emissions in the world, despite making up only about four percent of the world’s population. 

Decolonizing Means Including All Beings 

In the same way white people came to North America and seized control of the land, forcing Indigenous people to assimilate or die, colonization also affected agriculture practices. 

The opposite of regenerative agriculture is conventional agriculture—which involves fields of only one crop, spraying pesticides, and separating animals into crowded feed lots. These conditions became the norm with the industrialization of agriculture—which happened in waves, the first when humankind shifted from hunter-gatherers to agricultural society, the second during the mechanization of agriculture, and the third during the “green revolution” of the 1950s and 60s when chemical pesticides and fertilizers were introduced. 

Decolonizing regenerative agriculture means recognizing and restoring Indigenous food practices, which focus on the health of the entire ecosystem, instead of using regenerative practices to mitigate negative outcomes of conventional agriculture.

Romero-Briones explains that agriculture was used to suppress and “civilize” Native people, because Indigenous people had their own way of stewarding their lands. These practices included stewarding bison for Native Nations in the Great Plains, and planting seeds along commonly traveled routes for other nomadic tribes, to be able to harvest upon returning months or years later. There is also a great reliance and reverence for versatile and hardy species of corn, beans, and squash. But at some point, the systems blended, which she explains as “syncretism,” an amalgamation of two different things that become more than the sum of their parts.

“There’s so many Indigenous people who are both practicing Indigenous identity and agriculture, but creating these whole new ways of existing, growing, and producing foods. That’s really quite dynamic,” says Romero-Briones. “And that’s the idea behind whatever I’m hoping ‘regenerative agriculture’ will become.”

Food Sovereignty and the Pandemic

Sovereignty means having your own power to govern—Native Americans have been advocating for sovereignty of their own people since it was taken from them by colonists and the US government. 

While Native people fed themselves for thousands of years before the US was colonized, because of genocide, displacement, and continued lack of financial support, Native foodways have been suppressed. This means Native people living on reservations or in urban communities too often experience food insecurity or food apartheid. 

True regenerative farming enhances food sovereignty because it gives back to the same communities it uses resources from, according to Ducheneaux-Scott, who owns DX Beef, located on the Cheyenne River Sioux Reservation in South Dakota. 

At the start of the US covid-19 outbreak, even when there had been no reported cases of covid-19 in South Dakota, grocery store shelves on the reservation were already empty because of reliance on grocery store goods being shipped largely from the coasts. Other grocers, off the reservation, still had food on the shelves at that time, Ducheneaux-Scott says.

For food sovereignty to exist on the reservation in South Dakota, Ducheneaux-Scott says, it will take farmers who want to educate as well as customers who want to learn, or who already know, the benefits of buying local regenerative food.

Building Resources from the Ground, Up

In Portland, Oregon, Roberta Eaglehorse-Ortiz (Oglala Lakota/Yomba Shoshone) saw an offer to use a small outdoor space owned by the Portland Food Bank and developed the idea of a garden teeming with traditional and medicinal plants. Though she had no gardening experience, as a doula and lactation specialist who had directed the Oregon Inter-Tribal Breastfeeding Coalition, she was eager to build resources for Indigenous families in the area. Portland is home to over 50,000 Native American people due to Oregon reservation lands being “terminated” by Congress in the 1950s.

Since its start in 2015, the Wombyn’s Wellness Garden is thriving with a wide variety of different plants and with the help of community volunteers and students from Oregon State University. Breastfeeding support for Native communities is also related to the movement for food sovereignty. 

“Our first food is breast milk for all human babies. That’s what we need,” says Eaglehorse-Ortiz. “We also have to nourish the families to grow healthy babies to have healthy recovery. And what better foods is that then traditional foods, Native foods? So that’s what guided me there. And then the seeds just started coming.”

Passing on Seeds and Practices

Seeds are particularly important to Indigenous people as a symbol of life. A-dae Romero-Briones explains that seeds are revered—because entire civilizations depended on a single crop, like corn, for many Native nations on the North and South American continents. 

In commercial agriculture, seeds are a commodity that can be manipulated, and they have greater value when made infertile, she explains. 

“[Commercial seed] has the most value when it’s infertile and can be completely controlled by man,” says Romero-Briones. “That should be the prime example of the two different perspectives on food. You can’t commodify this [seed], the giver of life. But in [industrial] agriculture, everything is commodified, which sucks the life out of the whole system.”

“What motivates me is not only reconnecting with my ancestral seeds, but also helping other people do the same. Everything that I do grow, I've been gifted, or I have a relationship with it,” says Greendeer. “It’s not just a winter squash, it’s this tribal squash with this type of story. It’s not just an item, but it’s more, it’s something that we can all get deeply connected to.”

The Sierra Club considers that it is extremely important to pay more attention and respect to Indigenous peoples, and what better way to do that than by managing their lands and contributing their ancestral knowledge to agriculture to better preserve the environment.